Todo sobre la lavanda

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Una de las plantas más bonitas, más fotografiadas, pintadas, copiadas e imaginadas, es la lavanda. Esas pequeñas florecitas de color lila.

Hay aunque no todo el mundo lo sepa, bastante confusión porque hay algunas plantas que se le parecen aunque no sean la misma planta ni la misma flor (aunque sí sean muy parecidas). De hecho, en algunas floristerías se puede dar la confusión por el gran parecido pero a pesar de estas similitudes, si te fijas mejor, puedes detectar de manera rápida tanto por el tallo, como por las flores, intensidad de color y por el olor, que no se trata de la misma variedad. Os lo contaremos más adelante, para que no os equivoquéis.

Se pueden encontrar hasta un total de sesenta clases de tipo de lavanda. Y eso, que seguro que cuesta diferenciar una de otra. Pero os diremos que por ejemplo, hay tipos de esta planta que son sumamente olorosas e idóneas para por ejemplo, hacer aceites esenciales. De hecho, precisamente, la lavanda si tiene algo, es que es muy conocida por sus múltiples beneficios. Y sean desde los cosméticos, como los que tienen que ver con la salud, con la belleza e incluso, con lo culinario. Porque sí, la lavanda, también se utiliza en la cocina.

Pero vamos por el principio, si queréis tener y/o plantar vuestra propia planta de lavanda, ¿Qué hay que hacer?

Instrucciones

  1. Esta preciosa planta que a simple vista puede parecer muy frágil, tienes que saber que sólo es apariencia. De hecho, se trata de un arbusto y que es bastante robusto. Bien cuidado y con los cuidados básicos y necesarios (tampoco demanda demasiado), en una zona idónea, puede crecer hasta el metro de alto y hacerse ancho… hasta que deje de crecer. Puede hacerse muy ancho.
  2. A la hora de elegir dónde es mejor plantarlo, tienes suerte. Porque básicamente, la lavanda puede crecer casi en cualquier parte. Puede plantarse o crecer o germinar, desde en zonas ya preparadas con tierra, macetas y/o tiestos, como en las rocallas, en los macizos o hasta en los bordes. Eso si, debes tenerlo en cuenta para que luego al crecer, no moleste y te veas en la necesidad de tenerlo que arrancar o trasplantar.
  3. Otra cosa que sí debes saber y que es imprescindible: necesita sol. De hecho, por eso se mantiene tan bien y se adapta con tanta facilidad en zonas como en el Mediterráneo. Ese clima es el idóneo para la lavanda. Pero también podéis tenerlo y mantenerlo en zonas no tan cálidas. Eso si, en casos que viváis en lugares con una temperatura fría, hay que mirar qué clase de lavanda se adapta mejor. No todas resisten las heladas, por ejemplo. Otras pueden resistir y estar hasta en temperaturas de bajo cero.
  4. Ahora os preguntaréis, la pregunta del millón ¿y cuándo salen las flores? Pues tranquilos porque la podéis tener durante todo el año (si se cuida bien) y dependiendo del lugar dónde viváis. Pero la floración, como tal, es en épocas de calor. De verano hasta septiembre, por lo general. Aunque ya sabéis que con el clima que hay en éstos últimos tiempos, puede empezar su floración con el calor, un poco antes y durar algo más.
  5. Con la tierra, como ya hemos comentado, debéis estar tranquilos/as porque es muy agradecido y suele crecer bien en casi cualquier tipo de tierra. Eso si, la única que no lleva bien es la que sea del tipo arcillosa. El ideal son los que estén bien regados, drenados (no llevan nada bien el agua estancada) en caso de que haya un exceso de agua puede terminar ahogando y pudriendo las raíces.
  6. La tierra puede ser normal e incluso echar una fina capa de arena para que se drene bien o hacer un pequeño manto alrededor del cepellón para las épocas de frío.
  7. Hay que tener cuidado a la hora de hacer la poda. Porque uno de los errores más comunes cuando se tiene una lavanda en arbusto, es pecar de querer dejarlo crecer. Así, a lo salvaje. Porque su formas naturales, las flores tan bonitas en tonos lilas, el olor, el querer que hayan muchas, etc. Al final, esto puede ser una gran desventaja y crecer tanto que realmente la parte del arbusto que son el tallaje, se vuelva demasiado seco y se convierta en maderas. Si os fijáis en algunas lavandas enormes, seguramente, las partes de abajo, en el interior entre tantas flores y hojas verdes, podréis ver las maderas de las ramas. Se pueden cortar hasta con la mano de lo duro que es y si te das sin querer, puedes hasta rascarte y pincharte. Todo esto al final, es malo para la planta. Esto es lo que los jardineros llaman: lignificarse.
  8. Porque le quita fuerza, no le deja crecer bien, esa parte de la planta no podrá crecer más e irá tirando para otras, pudiendo incluso, morirse. De hecho, cuando se poda de nuevo, en estos casos hay que tener mucho cuidado porque se suele tener que sacrificar gran parte de planta y hacer con el resto nuevos esquejes para sacar una nueva planta.
  9. Para hacer tu propia planta o hacer trasplantes de las mismas o nuevos esquejes, es muy sencillo. La verdad es que si tenéis un poco de paciencia en un mes, podéis tener un tiesto con nuevos esquejes listo para crecer e ir floreciendo. Lo necesario será y bastará con tener tierra y un tiesto que aunque puede ser al principio pequeño, deberás tener en cuenta que en cuanto empiece a enganchar, echará raíces y necesita el doble de lo que mida su cepellón para que tenga espacio y no se ahogue cuando sus raíces crezcan (no tardará mucho) y echan unas raíces muy largas y grandes.
  10. Se le colócalos esquejes (trocito de lavanda por la parte verde que es lo que huele) y se planta en la tierra. Sólo unos centímetros es más que suficiente. Se riega un poquito y se espera a que vaya saliéndole una pequeña raíz y crezca.
  11. El truco de los jardineros para que luzca siempre lo más frondosa y llena de flores lilas la lavanda, es prepararse durante el primer año. Es decir, tanto si se ha comprado la planta, como se ha hecho con esquejes o trasplantado, en cuanto la lavanda haya crecido y ya haya echado flores por primera vez, se tiene que podar. Hay que tener en cuenta cuando se poda porque hacerlo en épocas de mucho frío, por ejemplo, no le beneficiará en absoluto, más bien, al contrario.
  12. Lo más adecuado es hacerlo en épocas de calor, a partir de la primavera, en mayo, por ejemplo. Y ahora viene el problema para los amantes de esta planta porque no quieren cortar por lo sano y de ahí que se les vaya un poquito de las manos, hay que cortar aproximadamente, la mitad de su tamaño. Pero ojo, aunque pueda parecer que te “te quedas sin tu planta” que es, lo que la mayoría suele pensar, podéis hacer un montón de nuevas plantas con todos estos esquejes que acabas de cortar. Imaginaros la de nuevas plantas de lavanda que podéis volver a hacer. Y al podarlo como tiene que hacerse, no es sinónimo de quedarse sin planta, simplemente, es darle vida y que brote de nuevo con más fuerza, más vitalidad y mejor.
  13. Algunas hojas de lavanda también pueden utilizarse para dar un toque diferente en la cocina. Si tenéis barbacoa o parrilla, una vez esté la carne casi en su punto, colocar un poquito encima o antes, en el fuego, echarle un poco de lavanda. Ese olor hará que aromatice la carne y está buenísimo.

Que Necesitas

  • La lavanda elegida.
  • Agua.
  • Abono.
  • Tierra.
  • Maceta, tiesto, arriate, parterre, etc.
  • Unas tijeras.

Consejos

Esta planta tiene multitud de usos. Desde la belleza, usado en la estética, en la cocina, en bebidas, en trucos de ungüentos, como ambientador, en velas, etc. Y por supuesto, en la decoración.

Las hojas tan características de ese color lila, se deben cortar y más cuando se quedan secas. Pues es el momento perfecto tanto como para usarlo en bolsitas y cerrarlo, haciéndolos de ambientador, para decorar como ramo de flores de lavanda secas, se pueden echar laca encima de las flores para que no manchen de polvo y se marchiten, se pueden echar en el agua, guardar las flores y colocarlas en marcos, en cuadros, etc.

Se pueden preparar bebidas totalmente naturales con la lavanda. Bastará con cortar un poco de lavanda, coger un cazo y ponerlo a hervir. Cuando hervido, se cuela todo y ese líquido que ahora será oscuro se puede beber. También va muy bien para utilizar en la estética. Para las pieles más delicadas, las sensibles es buenísimo ese líquido de lavanda totalmente natural. Puedes lavarte con ella. Eso sí, al ser natural, sólo puede conservarse un par de días. Pero es tan sencillo como volver a repetir la operación y hacer más.

Para hongos o problemas íntimos, realizarse baños higiénicos con el agua de lavanda también es buenísimo. E incluso para temas capilares, como hacerse unos enjuagues con el agua de lavanda, para tratar la caspa o la deshidratación del cuero cabelludo.

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